Se trata del primer Centro de Salud Penitenciario del país para tratar casos de COVID-19, y su diseño cumple con los más altos estándares de salud y seguridad establecidos por la Convención Americana de Derechos Humanos y el Comité Provincial contra la Tortura. Además, cuenta con áreas Médica, de Enfermería, Odontológica y de Consultorios, puestos sanitizantes, 41 cámaras de seguridad y redes propias de telefonía e Internet para garantizar la comunicación permanente con el Comité de Crisis y el Hospital de Campaña de Capital.
Construido en tiempo récord, el flamante centro cuenta con 37 camas -9 de Terapia Intensiva y 28 de Internación General-. Está equipado con respiradores, monitores multiparámetricos y tanques de oxígeno propio para atender a la población carcelaria más vulnerable.










