Las cinco encomiendas con 30
kilos de marihuana fueron despachadas en Corrientes, con un remitente y un
destinatario falsos, y fueron incautadas en Reconquista, en Santa Fe, por orden
del juez federal Aldo Alurralde.
La clave para descubrir la droga
fue el olfato del perro de la Gendarmería Nacional Patón, que detectó los
bultos cargados de cannabis sativa, por lo que se secuestró la marihuana y se
cambió por ladrillos para seguir el camino y detener a los destinatarios, que
eran dos hombres que retiraron días después los paquetes en la sede del Correo
Argentino en Comodoro Py, en el barrio de Retiro.
"Desde que comenzó la
pandemia vengo alertando que se deben incrementar los controles en el Correo
Argentino porque vemos que debido a las restricciones para circular por las
rutas Argentina se están usando encomiendas para enviar droga", afirmó a
LA NACION el juez federal Alurralde.
Luego de que el perro Patón de la
Gendarmería detectara en Reconquista que cinco encomiendas tenían una carga
sospechosa efectivos de esa fuerza abrieron los paquetes y se encontraron que
en cada uno había unos siete kilos de marihuana.
Por orden del magistrado se
cambió el estupefaciente por ladrillos que se utilizan para la construcción
para seguir el rastro de la marihuana y detectar quiénes eran los destinatarios
de la droga que se había despachado con un remitente falso en la sede del
Correo Argentino de Corrientes.
Los investigadores señalaron a LA
NACION que los narcos hacen un seguimiento online de la carga, a partir del
código que otorga el Correo Argentino al que despacha la carga. "Al hacer
los controles a través de la web del Correo van viendo el recorrido de la
carga. Si perciben que la carga no se mueve es porque hubo un problema y no la
van a buscar", señaló una fuente de la pesquisa.
Por ese motivo, los efectivos de
Gendarmería tuvieron que actuar con rapidez para que esto no ocurra. Incautaron
los más de 30 kilos de marihuana en Reconquista, pesaron el estupefaciente y
luego lo reemplazaron por ladrillos para que siguiera su camino hacia CABA.
"Si no actuaban con rapidez se corría peligro de que los destinatarios de
la droga se dieran cuenta que había sido secuestrada", apuntaron.
Las cinco encomiendas llegaron a
la sucursal Nª50 del Correo Argentino en Comodoro Py, donde dos personas fueron
retirar los bultos con el código que había otorgado la empresa a los que
despacharon la carga. Fueron detenidos por orden del juez Aldo Alurralde José
Domínguez, de 33 años, oriundo de Capital Federal, y Wilfredo Bareiro Viesanti,
de 38 años, con domicilio en Florencio Varela. Estos dos hombres no figuraban
como los destinatarios de las encomiendas, sino que tenían los números de los
códigos de los paquetes.