miércoles, 16 de julio de 2025

Larregain instó a seguir a la "Madre de la Esperanza" en los momentos de necesidad

El arzobispo de Corrientes, Monseñor José Adolfo Larregain presidió la misa en la celebración central del 125° aniversario de la Coronación Pontificia de Nuestra Señora de Itatí. Durante su homilía, sostuvo que "Su vida es inspiración para perseverar en las virtudes, confiar en Dios en los momentos difíciles y de profunda oscuridad, a encontrar sentido en medio de las adversidades".  

El arzobispo de Corrientes, Monseñor José Adolfo Larregain presidió la misa en la celebración central del 125° aniversario de la Coronación Pontificia de Nuestra Señora de Itatí. Durante su homilía, instó a los peregrinos a seguir el ejemplo de la "Madre de la Esperaza" en los momentos complicados de la vida. 

Al respecto, sostuvo que "Su vida es inspiración para perseverar en las virtudes, confiar en Dios en los momentos difíciles y de profunda oscuridad, a encontrar sentido en medio de las adversidades".

HOMILÍA DE MONS. LARREGAIN EN LA MISA CENTRAL DEL 16 DE JULIO DE 2025 

Estamos transitando el año jubilar «Peregrinos de la esperanza», lema que se hace poesía, letra, canción… vida. ¡Con que concretes nos dice una muy querida y cercana melodía: «Mediante vos conseguí salvar de la enfermedad, por eso vengo a tu altar virgencita de Itatí… después de rezar yo también me iré con tu bendición Virgen de Itatí»!

Tengamos presente que la bienaventurada Virgen María «en esta tierra, (precede) con su luz al pueblo de Dios peregrino como signo de segura esperanza y de consuelo, hasta que llegue el día del Señor (Cf. 2 Pe 3,10)» (LG 68). La Iglesia la llama con frecuencia «esperanza nuestra» y «Madre de la esperanza», se alegra por el nacimiento de Santa María Virgen, en el misterio de la gloriosa asunción contempla a la Madre del Señor como «esperanza segura de salvación» que brilla para los fieles «en medio de las dificultades de la vida». Ella sostuvo constantemente la virtud de la esperanza: «confió plenamente en el Señor y concibió creyendo y (alimentó) esperando al Hijo del hombre, anunciado por los profetas». Habiendo subido al cielo se ha convertido en la «esperanza de los creyentes», ella ayuda a los que desesperan y es aliento, alivio y fortaleza de los que acuden a ella. Antecede con su luz a todos los hijos que asumió al pie de la cruz como señal de consolación y segura esperanza hasta que amanezca el día glorioso del Señor.

La Virgen María –Madre de Dios Hijo-, llena de fe, humildad y entrega a Dios es modelo para nosotros. Su vida es inspiración para perseverar en las virtudes, confiar en Dios en los momentos difíciles y de profunda oscuridad, a encontrar sentido en medio de las adversidades. Es testimonio elocuente de la gracia de Dios que obra en nuestras vidas.

El evangelio que acabamos de proclamar nos habla del signo que realizó Jesús en una boda a pedido de su Madre: el vino se acaba y María notando la necesidad se lo comenta a Jesús que al principio parece reacio y luego actúa. Este es el primer signo -de siete- que van a suceder en el Evangelio según san Juan. De este modo manifiesta su gloria y fortalece la fe de sus discípulos.

Hoy necesitamos robustecer nuestra adhesión plena a la Voluntad de Dios en nuestras vidas: la actitud de María nos enseña la importancia de interceder por las necesidades de los demás y confiar en la respuesta de Jesús. La "Coronada con las estrellas" está atenta a lo que nos acontece, pasa y que traemos en lo profundo del corazón. No es indiferente a los dolores, angustias, oscuridades, problemas, situaciones difíciles: falta de trabajo, dinero que no alcanza, divisiones y conflictos familiares, adicciones, enfermedades, pérdidas de seres queridos, pobreza, marginación, hambre, violencia, inseguridad... Ella le habla a Jesús de nosotros, de nuestras necesidades, sueños, luchas, cansancios, esperanzas, proyectos, deseos… ante situaciones límites donde se acaba lo esencial y está en peligro lo primordial y fundamental.